Los trabajadores del diario
Crítica convocaron esta tarde a un acto por el Día del Periodista en la puerta de la redacción. Además, sacaron una edición más del diario, que hace ya más de un mes que no se publica. De ese ejemplar me quedo con la contratapa. Es una nota sin firma, como todas las de esta edición. Es para leer: porque está buena, porque rescata a los compañeros que están luchando para que el diario no cierre definitivamente y porque es un gran homenaje a los periodistas en nuestro día. Ahí va:
Cuando la madre le propuso que estudiara periodismo, Leo D’Espósito dijo no. Tenía terror de entrevistar a alguien. La mamá de Mariano Martín, en cambio, creía que el particular encanto que el nene mostraba por quejarse y llevar la contra le serviría para convertirse en abogado. María Fernanda Mainelli de chiquita molestaba preguntando, molestaba desconfiando y los padres, lejos de asustarse, le dijeron que en esta vida es bueno andar buscando una verdad.
Germán Alemanni escribía torpes crónicas en la escuela y se las daba a sus compañeritos en el recreo, bajo el pomposo nombre de “Gaceta de Monteagudo”.
A Nicolás Fiorentino una novia le dijo “vos deberías ser periodista, tenés gran capacidad para convencer a la gente de cosas que no son muy creíbles”. Ir, mirar, preguntar y contar es lo que le gustaba hacer a Nerina Sturgeon, lo que le sigue gustando. A Caro Ricardoni, la visión de su padre desocupado en el menemismo –y el silencio de los medios sobre esa angustia generalizada – la decidió a seguir periodismo. Stella Córdoba vio con su papá todas las películas bélicas filmadas entre los 40 y los 80. Así fue que quiso ser corresponsal de guerra. Como a Mauro Federico, a quien el cine le hizo desear ser corresponsal de guerra cuando vio
Los gritos del silencio y
Bajo fuego. No fue el único que soñó con la pinta de Nick Nolte. A Luis Bastús en Santa Fe le pasó lo mismo con la misma película. También a Ariel Zak lo obsesionan las guerras. Sin haber visto
Bajo fuego, siempre quiso entender cómo es que dos tipos que podrían tomar algo en un bar pueden matarse. Imagina algún día llegar hasta el punto cero de la miseria del conflicto bélico y demostrar que esos dos tipos, en realidad, no quieren pelear.
El chiquito Roberto Fernández se levantaba antes que su papá para ganarle de mano al leer el diario y después contarle las novedades de las que acababa de enterarse. Ésa es la gracia que aún hoy le encuentra Gonzalo Sánchez al periodismo, saber algo antes que nadie y decírselo a todos.
Diego Pintos volvía de alguna marcha y su abuela le contaba lo que sobre esa marcha habían dicho los medios. Nunca coincidía el relato con lo vivido, y decidió que si quería cambiar las cosas, debía meter las patas en el barro. Francisco Rodríguez supo en Rosario que sería periodista escuchando a Víctor Hugo por la radio. Mabel Moralejo también, y se dio cuenta porque llegaba tarde al hospital por escuchar al uruguayo. Y eso que estaba terminando quinto año de Medicina. Largó todo y se fue a TEA. Su primera entrevista se la hizo nomás a Víctor Hugo. También a la puerta de TEA llegó David Rottenberg, que tocaba rock’n roll hasta que se dio cuenta de que con su música no iba a cambiar nada ni ganar la plata de los periodistas estrella. Hoy sabe que plata no va a hacer, pero sigue con ganas de cambiar algunas cosas. Laura Eiranova, de puro emocionada, se largó a llorar el día en que hizo un seminario con periodistas de esa escuela. Pablo Berisso entendió que quería ser periodista ya de grande, ya con más de 30. Eduardo Carrera, en cambio, lo supo de chiquito. Y le gusta tanto que pasó del teléfono y la necesidad de saberlo todo a ser fotógrafo, para que el mundo fuera en colores. Pero no dejó de escribir.
Esta redacción es un cruce vital de generaciones, sexos, ideas, broncas, deseos. Somos todos distintos, eso nos hace iguales. Ahí está Susana Viau, guerrera de mil batallas, y Candelaria Schamun, que en su primera charla, cuando Andrea Rodríguez le preguntó, buscando antecedentes, “de dónde venía” sólo pudo responder literalmente: “De mi casa”. Era la primera vez que entraba a una redacción. Hoy no puede creer haber recibido el apoyo de profesionales como Rafael Saralegui, Rodolfo Palacios, Cristian Alarcón, Gonzalo Sánchez.
Tomás Canosa se alegra de que haya sido ésta su primera redacción, el laburo en el que más tiempo lo aguantaron, y se maravilla de poder ser feliz aun entre economistas inescrupulosos y políticos patoteros, y Gastón Bordieu dice a quien quiera escucharlo que acá, en su primera redacción, se formó como periodista y como persona. También para Pablo Corso ésta es su
primera vez, “un espacio de crecimiento profesional y el aprendizaje en la crisis permanente”. Alejandro Bianchi se pone contento cuando lee “una primicia, cuando personajes como María Julia Alsogaray o Ricardo Jaime van en cana por investigaciones periodísticas. Me da vergüenza cuando leo notas de alcahuetes del gobierno de turno que ocultan información o hacen análisis sesudos para ocultar la realidad”. Y Gabriela Vulcano siente vergüenza cuando “algunos
colegas creen que los medios para los que trabajan son independientes (del poder político y/o económico), cuando se victimizan y dicen que son amordazados y que tienen miedo, cuando estigmatizan y demonizan a algunos sectores, cuando se transforman es una herramienta de poder a favor de grupos reaccionarios, racistas y discriminatorios”.
Este diario es para nosotros muchas cosas bellas. Y muchos dolores. “Un gran diario argentino y una tribuna de doctrina. Mucho más, a veces, que los que se jactan de serlo”, dice Javier Sinay. “Un suspiro de imaginación y libertad dentro de tanta bajada de línea y polarización en la que se encuentran los medios”, manda a decir Leonel Lenga, que fue pasante hasta que no hubo un peso más. Con los pies en la tierra, Leni González dice “es el lugar donde trabajo. No lo idealizo, a veces me otorga el privilegio de darme de comer haciendo lo que me gusta y otras veces, no, pero no importa, es parte de mi vida y lo quiero”. Y Ariel Zak: “Este diario me enseñó de todo: de periodismo, de compañerismo, de militancia de clase, de solidaridad. El diario es la casa en la que hoy vivimos todos”. Mariano Martín dice que acá es donde pudo escribir las notas más fuertes con la menor cantidad de escollos; Leo D’ Espósito dice que este diario
es uno de los pocos motivos por los cuales hoy puede sentir orgullo como periodista; Julieta Tarrés dice que éste fue el único medio que le permitió trabajar con absoluta libertad en toda su carrera.
Y están todos los trabajadores de prensa que hacen posible la actividad periodística. Correctores, diagramadores, administrativos, seguridad, limpieza, vigilancia. Los que nos vemos las caras todos los días. Éste es el diario de esta gente. Tuvimos, como dice Laura Eiranova, desde “un Lanata que se fue sin despedirse, hasta un Mata que se despidió sin siquiera irse”. Y éste, el que ahora tenés en las manos, es el diario que queremos hacer. Un diario vivo, contradictorio, más parecido a lo que queríamos ser cuando éramos chicos que al lugar al que todo hoy te lleva en la Argentina. Un diario claramente desubicado en este país.
Y necesario. Tómenlo como plegaria, recordatorio, advertencia o lo que sea: éste es el diario que defendemos. El que tenemos ganas de leer todos los días. Y que vamos a seguir haciendo. Porque no sabemos hacer otra cosa. Y porque queremos.
7 comentarios:
Muy bueno, la verdad que es emocionante leer este texto, te remonta a todo lo que soñás de chico y sería grandioso poder concretar.
Un abrazo grande a todos los de CRITICA.
La verdad muy bueno claudio, los laburantes de critica no merecen todo lo qe estan viviendo.
Nos vemos a la noche, un abrazo
a los que supieron defender la palabra y la verdad... a los que enfrentaron injusticias y no permitieron los sobornos cómodos y suaves del silencio.... a los que estuvieron, a los que están y a los que nadie puede ver.... feliz día.
Me pareció excelente esta contratapa y me emocionó muchisimo.
Un abrazo para todo CRITICA y mi apoyo incondicional.
Cecilia
piel de gallina me puso al final!!
Crítica siga poniendo huevo!
q onda el jueves claudio?
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